sábado, 23 de septiembre de 2017

La independencia de Cataluña y la diversidad cultural

En esta vorágine de noticias, bulos, mensajes, propaganda y escasa reflexiones en torno a la crisis de Cataluña se suele hablar de todo. Con tonos más o menos épicos, en intensidades varias aunque normalmente desaforadas, desde supuestas racionalidades que suelen encubrir las más de las veces pasiones y emociones, desde todos los puntos de vista posibles se habla de independencia y economía, agravios políticos, desafección, Europa y un largo etcétera.

También se habla desde el plano de la cultura. La mayoría de los discurso culturales son para remachar las diferencias contraponiendo lo catalán a lo español, en el discurso soberanista, o remarcando la integración de la catalán en la esencia de los español desde el otro bando. Ambas banderías se escudan en variadas versiones y las más de las veces con discursos agresivos. Sin embargo echo en falta una perspectiva que es esencial a mi entender en el ámbito cultural, una visión o algún análisis, por suave que sea, desde la perspectiva de la diversidad. 

En cultura la diversidad es un concepto esencial, hasta el punto de que no se reconoce una sociedad libre sin que exista un respeto escrupuloso por la diversidad cultural. Es sin duda un terreno de difícil tránsito, en el que hay que moverse con extremos cuidado. Un primer dato a observar es el nivel de respeto hacia las minorías culturales, sus usos, tradición y costumbres. Hay doctrina de sobra sobre el tema en UNESCO y a la conferencia de México de 1982  y posteriores me remito. Encontrar el espacio de convivencia entre los derechos individuales y los grupales es otro de los campos de batalla. Hay que discernir qué parcelas de la identidad no suponen una agresión de derechos elementales del individuo o la excusa para conculcar otras identidades. Pero para el caso que hablamos, España y Cataluña, baste con reflexionar si una hipotética independencia de Cataluña supondría algún impacto en nuestra diversidad cultural peninsular. Mi humilde opinión es que si, con toda seguridad.

A una independencia catalana seguiría sin duda una reacción catalanofóbica en el resto de España muy potente. Estaríamos mucho tiempo sin capacidad para reivindicar como propia una parte importante de la cultura de Cataluña. Espriu, Pla, Gaizel, Ferrater, Pere Rovira y una larga lista de intelectuales y escritores en lengua catalana que cualquier español razonable y sensato puedo hoy en día aun sentir como propios. Nuestra diversidad cultural española actual debería hacernos sentir como nuestros tanto a Espriu como a Lorca, o Celso Emilio Ferreiro por ejemplificar en otro espacio cultural peninsular.  Pues lo dicho, en el mejor de los casos muchos de estos nombres pasarían de ignorados, la lamentable situación actual, a proscritos, el presunto agravio se traduciría en hostilidad. Del otro lado, visto lo que pasa con Marsé y otros, no me atrevo a verbalizar lo que pudiera pasar, prefiero callar. Sin embargo no sería arriesgado creer que habría, ya se detectan síntomas, una hispanofobia cultural poderosa basada en la identificación de todo lo español con lo franquista, incluido todo lo que en Cataluña se ha producido en lengua castellana. Y esto en el ámbito de las letras, pero sin duda se extrapolará en mayor o menor medida a otras segmentos de la cultura.

Añoraremos las palabras de Alonso Quijano en Barcelona, de alabanza y admiración, que tanto nos dicen del espíritu tolerante, en un siglo de intolerancia, del autor del Quijote. Añoraremos el maravilloso poema  Diversos són els homes y diverses les parles de Salvador Espriu. España perdería una parte esencial de su diversidad cultural, la catalana, y Cataluña perdería una parte igualmente importante de su diversidad, la de orígenes castellanos, andaluces, gallegos, aragoneses y tantos pueblos que se han ido incorporando a su historia. Estaríamos ante un empobrecimiento cultural de ambas partes, sin ninguna duda. Alfons Martinell, una catalán al que muchos en España consideramos una maestro en esto de la gestión cultural, siempre afirma que en la cultura la ausencia de conflicto es un conflicto. Vamos sobrados de conflicto, maestro, la ausencia de reflexión nos va a liquidar la tolerancia y la diversidad.