lunes, 27 de octubre de 2014

He comprado un poema

Caminaba por mi ciudad en la mañana de este sábado pasado, un día luminoso y primaveral en pleno otoño. No marchaba sin dirección, desocupado, sino que iba a la compra, ya se sabe, pan, vino, aceite y algo de pescado. Aun así mi marcha era pausada y disfrutando de la vida que las calles de mi ciudad ofrecen en los sábados luminosos. Y me topé con la desigualdad, realmente la desigualdad iba asomándose a mi camino cada cien metros en la persona de gente que pedía limosna. Mujeres, hombres, más ancianos o más jóvenes, pero todos haciendo visible que somos una sociedad con serios problemas de pobreza y de personas que están pasando malos momentos. Pero esa desigualdad que me topé, las otras ya se asimilaban al paisaje, era diferente y se dirigió a mi de manera distinta a los demás.
Se trataba de un hombre que debía rozar los sesenta años, quizás fuera más joven porque la vida en la calle deteriora a las personas, y que sostenía un puñado de folios en su mano. Alargando su brazo con los papeles hacia mi directamente me dijo "¿me compra un poema?". Desconcertado seguí caminando y en el esfuerzo de aplicar mi decisión de no dar limosna nunca. Sin embargo al tercer paso me volví, no podía dejar desamparado a un poeta, a un hombre que no mendigaba sino que ofrecía algo. Y la mercancía que ponía ante mis ojos no era digna de desprecio, eran versos. Así que saqué un solitario euro y se lo dí. Un folio con unos versos pasaron de su mano a la mía. Mientras un educado "espero que le guste" acompañó el gesto. Firma como J. Bella y no me parece un mal poema. En su homenaje, a este poeta callejero y víctima de los tiempos injustos que nos han tocado, ¿hubo tiempos de justicia alguna vez?. Lo reproduzco. Y como el poeta Bella les digo "espero que les guste".

CONTRADICCIÓN

Gimiendo en la más alta
cima, al caer de las lágrimas
en el fresco soto.

¡Oh contradicción oportuna
destruye la unidad que
aplasta!

Tensa el arco su fortuna
y la flecha hiere sin
compasión en la propia locura

Más allá en el Silencio,
alguien sonríe y canta
una canción sin sol ni luna.

Al pie del epitafio
un clavel se marchita,
más abajo un cadáver dormita.

Sopla el viento fuerte, y
despierta a este muerto sin vida,
y allá en lo lejano,
en el vacío, 
alguien de esta suerte de unión participa.

viernes, 17 de octubre de 2014

Una esquina de Buenos Aires

Buenos Aires. 2010. Foto del autor.
          
                                             "...Una esquina remota
               que puede ser del norte, del sur o del oeste,
               pero que tiene siempre una tapia celeste
                                           ...Ahí está Buenos Aires"

                                           Jorge Luis Borges. El otro, el mismo (1930.1967)

Y entonces tuve un sueño que había tenido antes. 

lunes, 13 de octubre de 2014

Francisco Coloane, un Conrad chileno

Francisco Coloane
Por recomendación de mi compañero de trabajo, y sin embargo buen amigo, José Luis García Almozara comencé a leer a Francisco Coloane. José Luis y yo compartimos espacio de trabajo y conversaciones en torno a la confusa política actual, viajes, América es nuestra pasión común, y un viejo conflicto entorno a las bondades o maldades del chavismo. Un día me regaló el libro Tierra del Fuego de Coloane, resulta que en su avidez de comprador de libros lo tenía repetido y sabia de mi vieja idea de visitar aquellas tierras algún día, pero sobre todo por su mar, por mi viejo sueño de doblar el Cabo de Hornos en velero.
El libro fue todo un descubrimiento, se trata de una colección de nueve cuentos, unos en la tierra firme y sus islas y otros en la mar que la rodea, que me subyugó y leí de un tirón, con una ilusión de lector adolescente que se bebe los libros de Verne o de Salgari. Porque en un principio, de una primera impresión quizás algo frívola y sin despreciar a estos autores, lo tomé por una narrativa ágil que pretendía poco más que contar las aventuras y desgracias de los hombres que vivían en una entorno tan hostil como los de aquellas tierras y mares. Luego fui descubriendo más en Coloane, me hice con otro libro de relatos suyo, el llamado Cabo de Hornos, en la misma línea que el anterior y pude descubrir un autor más profundo ´mas cercano al Conrad de La línea de sombra, el mar y sus servidumbres como excusa para relatar el paso de la juventud a la madurez. 
Si tuviera que elegir algún relato sobre los demás, cosa difícil, me quedaría con dos. Cinco marineros y un ataúd verde que tiene un fondo sarcástico maravilloso sería el primero, De como murió el chilote Otey narra la fracasada rebelión de unos jornaleros en Tierra del Fuego y el heroico final de un puñado de ellos, contiene lo que supongo debe ser la épica del gaucho. En fin un descubrimiento apasionante, no me había enganchado tanto un autor desde Roberto Bolaño, curiosamente otro chileno. Por muy poco dinero y esfuerzo podéis encontrar sus libros en este enlace, yo ando buscando el siguiente título para cuando acabe Cabo de Hornos